lunes, 4 de abril de 2011

La furia del mar.

A la hora de glosar fotográficamente la fuerza del mar y su impresionante belleza difícilmente pueden superarse las imágenes de grandes olas rompientes sobre un faro. Todos tenemos en mente impactantes fotografías procedentes de las costas escocesas o inglesas en las que enormes columnas  de agua ocultan hermosos faros de vivos colores. Desgraciadamente en nuestras costas no disponemos de faros tan estéticos, pero al menos uno de ellos (que yo conozca) se les acerca bastante. 



No es otro que el faro de Santander, ubicado en la Isla de Mouro. Acercarse a la península de la Magdalena en días de fuerte temporal es un espectáculo natural único del que podemos regresar con una buena colección de tomas, dónde la calidad de las mismas dependerá más de la pericia del fotógrafo que del motivo, sobradamente generoso.


Este faro entró en funcionamiento por primera vez el 15 de febrero de 1860. Su diseño es similar a otros faros de roca de los que alumbran las costas inglesas, con una torre cónica blanca ubicada en el centro de la vivienda (de una sola planta) donde residían los fareros. Éstos lo hicieron hasta 1921, dándose la circunstancia de que en numerosas ocasiones permanecían varios días incomunicados por los temporales al residir en una isla.



 La altura focal del faro es de 38,7 metros sobre el nivel del mar siendo la torre de 18,39 metros de altura sobre el suelo.
Un fuerte temporal acaecido en 1865 hizo que uno de los fareros perdiera la vida tras ser arrastrado por una ola y caer al mar. En el transcurso de un temporal en 1896 a uno de los dos fareros que residían en la isla le sobrevino la muerte de forma repentina, y su compañero no tuvo más alternativa que convivir varios días con su cadáver hasta que remitió la tormenta. 


En febrero de 1996 otro temporal destrozó el sistema de iluminación y el faro permaneció varios días apagado ante la imposibilidad de acceder a él y reparar la avería.

Fuente: Wikipedia