viernes, 22 de marzo de 2013

EGUZKILORE


Es común ver, en Euskalerria y Nafaroa, prendida sobre las puertas de los caseríos una flor de cardo (Carlina acanthifolia), pero no es tan común conocer la leyenda de donde procede tal costumbre. La narro en su versión reducida:

Valle de Kuartango

Al comienzo de los tiempos, con el mundo aún en estado de estreno, no existían ni el sol ni la luna y los hombres vivían en constante oscuridad, hostigados por numerosos genios que salían de la tierra en forma de dragones, toros de fuego, caballos voladores... Los hombres buscaron alivio a su desesperación invocando a Amalur, la Madre Tierra, implorando protección ante los constantes peligros  que les acuciaban. Amalur, ante la insistencia de los hombres decidió crear un ser luminoso al que llamó Luna. Los hombres se asustaron mucho y permanecieron en sus cuevas sin atreverse a salir, pero, poco a poco, se acostumbraron al nuevo astro, y al igual que los hombres, los genios y brujas también comenzaron a salir de sus simas, acosando de nuevo a los humanos.


 
Isaba, Nafarroa

Acudieron una vez más los hombres ante Amalur. Te estamos muy agradecidos - le dijeron - porque nos has regalado a la madre Luna, pero necesitamos algo más poderoso puesto que los genios no dejan de perseguirnos. - De acuerdo, crearé un ser aún más luminoso al que llamaréis Sol. El Sol será el día y la Luna la noche.
Era tan grande, luminoso y caliente que los hombres tuvieron que ir acostumbrándose poco a poco, y gracias a la luz y el calor fueron creciendo plantas y frutales. Y, lo más importante, los genios y las brujas no lograron acostumbrarse a tanta claridad saliendo solo de noche. Otra vez acudieron los hombres a La Madre tierra. Amalur - le dijeron -estamos muy agradecidos por la madre Luna y la madre Sol, pero necesitamos algo más, pues al caer la noche los genios salen de sus simas y nos acosan. Y la Tierra les dijo: os ayudaré una vez más creando una flor tan hermosa que, al verla, los seres de la noche creerán que es el propio sol.
Y Amalur creo la flor Eguzkilore (flor Sol), que, hasta nuestros días defiende las casas de los malos espíritus, brujos, lamias, genios de la enfermedad, tempestad y el rayo.




Orozko, Bizkaia

Más tarde el sincretismo religioso adaptó esta costumbre a los cánones católicos apareciendo cruces grabadas en dinteles o, como en el caso de estas fotografías, estampas y oraciones protectoras.


Valle de Arratia, Bizkaia

2 comentarios:

Iker Aizkorbe Agirre dijo...

Mira, siempre me había fijado yo en los Eguzkilore, pero nunca me había planteado saber de su historia y del porqué se colocaba en las puertas de entrada de los caseríos.

Te felicito, tanto por la historia como por las fotos, ya que aparte de ser una entrada muy bien ilustrada, es una entrada muy didáctica!

Oso ona!

Oscar Peña dijo...

Gracias Iker!!,
cuando me dio por leer sobre mitología vasca, esta leyenda es de las que más me gustaron.